Año II - Nº 96 - Uruguay, 17 de setiembre del 2004
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Amor sin espinas, amor verdadero
A Rubén Darío
Una noche II - El Cisne Aquel
La Espera
Poema 20
- Reflexiones sobre la Nación
- En algo somos distintos a todos
- Desde Massoler, pasando
por El Cordobés, vientos Saravistas llegan a Montevideo
- Para el I.N.A.M.E. "Alternativa Chuy": Un ejemplo para el país
- La realidad supera la ficción
- Vida y Obra de Isaac Ferreira
- El oficio más viejo del mundo
¿Necesita su lugar?
- La electrónica, la informática
y la vida diaria

- Comienza a desilucionar la promesa de regularización a inmigrantes

- No iba a hablar del tema
- Tabaré y Carrasco
- Pulseada Solidaria
- Para llegar a Europa
- Deportivísimo
- El Cuco, el Carlanco y el
Viejo de la Bolsa
- Nosotros, las computadoras
y los virus
- Espectáculo: Will Smith nuevamente nos salva la vida en "Yo, Robot"
- El "ciudadano", una especie
en extinción
- Anécdotas Bancarias: Confusión funesta
- Noticias de España
- Así Somos: Los niños esclavos de Latinoamérica
- Hurgando en la Web: El primitivo hombre de América y los Charrúas
- Chairando Ideas: Los piqueteros
- Primer Concurso Literario Alberto "Pocho" Domínguez
- Día del Patrimonio
- Bitácora Política
- Bitácora Uruguaya
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Cartas de Lectores

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A Rubén Darío



Deja que me ciña adarga, coraza y espada
para poder hablar de ti, vate soberano,
comulgando entre mis versos como una cascada,
inspiraciones dignas de sentimiento humano!

Pasar siempre podrán las viles y necias cosas
Que son sólo minúsculas preseas del mundo,
Pero jamás pasar el perfume de tus rosas,
Verdaderas coronas del ser meditabundo...

Incansable he leído de tus sonoros versos
La magistral ventura de romances y amores,
Juntando en uno solo de los nidos dispersos
Los más excelsos trinos de bellos ruiseñores.

¡Redoblan sus clangores las trompetas de armiño!
¡Inclinan las pleamares el trágico garzón!
¡Y, dulce, Margarita te ofrece su corpiño
y un dorado cisne el abanico de su alón!

Verlaine el Fugitivo con Hugo el Miserable
Ubérrimas canciones por ti han de componer:
¡la bacante que tú amaste y la sílfide afable
vertiendo gratia plena y aromas de mujer!

París la Constelada con fúlgido derroche
Te obsequia los placeres que goza Le Romagna,
En que el baccarat fino presiente que es la noche
Donde podrá encontrarse al delicioso champaña...

La hermosa Nicaragua tu insigne nombre aclama
Como diadema digna de su férvido afán,
En tanto en nuestros pechos tu poesía inflama
Los fuegos entrañables de tu ínclito volcán.

El alba te saluda. La alondra y la mañana
Se visten con encajes de argéntea caracola,
Y aprestan bellos ramos por donde pasa ufana
América la Eterna. ¡La América española!

Exótico el sinsonte envuelto de ebúrnea gala
Llevando irá al Poniente con místico fragor
Junto a las auras ledas que día a día exhala
Su arrullo que es cantar donde nace estrella y flor.

¡Eres dueño absoluto del Arte! ¡Eres el dueño
de pampa, de quimera, de Ande y campo garzul!
¡Eres el advocatio del empírico sueño:
cabellera de plata y vestimenta de tul!

Eternas Primaveras sus tupidos boscajes
Ofrendan presurosas tiernas algarabías,
Y ornadas de mil rosas los floridos ramajes,
Cantan las criaturas las más bellas melodías...

Las Pléyades ahora acompañan tus andanzas.
¡Salve a ti Gran Poeta! ¡Sean tuyos el laúd
y la lira! ¡Qué canten por siempre tus romanzas,
y que en un solo brindis te prodiguen salud!


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